"Id,pues,vagabundos sin tregua,errad,funestos y malditos,a lo largo de los abismos y las playas,bajo el ojo cerrado de los paraísos".Paul Verlaine

lunes, 24 de diciembre de 2012

Me acercaba a ti por detrás de la lluvia,
de la lluvia que lentamente iba amainando,
por detrás de la lluvia en que su olvido
tenía aún la densidad de la tristeza
y sin embargo
                     las luciérnagas de tus ojos
abrían sus paraguas de luz contra la tarde
por momentos,
por momentos
                      melodías ebrias y difusas
se enredaban a tu lengua iluminada,
soles de junio henchían tus sombras,
tus sombras crecidas a lo lejos
de tibieza y de tactos imposibles.
Allí donde las tardes son gloriosas,
allí donde la muerte es tan extraña
que se exhibe con gran pompa en los museos
te entregabas a mí ya sin cautela,
tus labios húmedos de vodka y de carmín
tenían sabor a niña,y a burdel,
y ataste mi soledad a tus cabellos
para cegarla de mí con su negrura.



domingo, 23 de diciembre de 2012

Liebster blog

Escribir un blog es enarbolar un anhelo parturiento con la palma nerviosa de tu mano.
Escribir un blog es llenar de huéspedes la casa olvidada de tu literatura,fundar un pequeño pueblo de cera.
Escribir un blog es el golpeo entremuros,desesperado y exahusto,de aquel a quien emparedaron por violar al íncubo.
Gracias a missdesastresnatuales,a Intemperancia verbal,a Jesús Alcalde y a tantos otros que liban de la oscuridad las horas desclavadas de la soledad y el ruido de sus cañerías.Mis eternos agradecimientos a todos los compañeros de viaje.
Intemperancia verbal

Los Guilvidernos

Missdesastresnaturales

Denis Dubois

http://riografia.blogspot.com.es/


sábado, 22 de diciembre de 2012

Te quiero porque tu corazón es barato (Pedro Casariego Córdoba)


Te quiero.
Te quiero
porque tu corazón es barato.

Yo soy un actor secundario
que se siente muy débil
porque no come lo suficiente.
Estoy ahí sentado,
sentado en una silla amarilla;
el suelo es amarillo,
está hecho de hojas muertas.
He olvidado mi papel.
Algún pájaro ha escrito en mi silla
el nombre de un actor importante.
El público está formado por miles de pájaros muy cultos
y espera ver algo grande.
Yo he olvidado mi papel
y mi piel de actor está llena de hongos;
estar plagado de hongos
y no comprar un tubo de pomada en la farmacia
hace que me sienta como un salvaje.

Pienso en la película
«Sangre sabia» de John Huston.
Pensar es muy trabajoso,
pensar es muy trabajoso.
Se me ocurre una frase bonita:
«La primera letra de tu nombre
es la letra de una canción,
y tus ojos son la música de esa canción;
tú estás muy guapa cantando la canción,
ni siquiera necesitas mis aplausos.»
Quisiera que mi sangre fuera sabia.
Mi sangre, todos los veranos,
busca heridas para salir a tomar
el sol.
Entonces, cuando las encuentra,
se seca,
como se secan las hojas de los
árboles y de los libros.

Tengo 25 años.
Si te revelo
este secreto de calendario
  es para que comprendas
    que estoy doblando una curva
     y que tú puedes estar después de la curva
      haciendo auto-stop.

Soy un hombre puro y huraño,
pero no soy amigo de Dios.
Reconozco, sin embargo,
que me gustaría hacerme una foto con Él,
aunque sólo fuera para salir en el periódico
y dejarte boquiabierta a ti.
Mírame:
debería estar fundando un hogar
                                                                  y quiero ser atracador de bancos.
                                                                Tápame con una manta
                                                               y rompe el termómetro:
                                                             tengo fiebre
                                                            y tengo frío.

Soy puro y soy huraño,
pero no soy amigo de Dios:

Sus barbas me parecen demasiado
blancas, como si hubieran robado
a la nieve toda su belleza sin
dejar nada a cambio;
Dios es un jugador de ventaja,
un jugador muy importante,
un jugador
imprevisible.
Dios castiga y perdona porque sí:
puede que me ame
más que a los que Le aman.

Alguien ha grabado en mi espalda una boca azul.
Una risa que se derrumba cae desde la boca azul.
Pagaré una fortuna a quien borre el tatuaje.
Hoy prefiero una boca roja de mujer prohibida.

Estoy lleno de tatuajes:
mis recuerdos son tatuajes,
hasta mi pasado es un tatuaje,
cada mano en la mía es un tatuaje.

Me aparto cuando alguien se
acerca a mí.
A veces quiero que se acerquen los
A veces quiero que mi madriguera esté
                                                                        vacía
                                                                        porque mi corazón está vacío:
yo la vacio personalmente todas las mañanas.

Yo ya no tengo esperanza,
yo ya soy desesperación.
Veo cómo llegan los borrachos;
me asusto y me oculto
entre las botellas vacías, entre
los bares y sus luces perdidas  para siempre.
Que olviden, que olviden:
yo no olvido;
que perdonen, que perdonen:
yo no puedo perdonar
la muerte agria de mis días.

Tengo miedo:
todos los bomberos llevan chistera
en este planeta de locura.
Aquí nadie puede escribir la palabra «flor»
sin querer cortarla.

Estoy sentado
y soy un actor mediocre.
El público es un cielo
que llama a las nubes
para dejar de ser azul.
Miro. Aquella papelera vacía
corrompida por su tristeza
quiere hablar con alguien.
Centenares de papeles rotos
hablan con el suelo amarillo.
Soy huraño. No soy puro.
No soy puro.
Odio.
Estoy harto de pasear entre ladridos,
de paseos entre ladridos
y semen en el pijama.
Confieso que soy
soledad sola.

Ella era una prostituta negra vestida con el peor de los gustos, era
grande como un hotel.
Reía con fuerza.
Yo no la había alquilado para que riera.
Ella estaba llena de salud.
Yo no estuve a su altura.
Me fui
humillado
con las manos en los bolsillos
fumando y jurando un poco
                                                         (quería parecer un héroe moderno):
cada esquina de la calle me dolía.

Las estrellas iluminan pero no ven;
su tragedia es dar luz y ser ciegas;
yo no sé si ilumino;
creo que a mi lado
todo se oscurece.
Espero que la noche que yo hago
sea una noche clara,
con una pareja de hogueras
y con un leopardo.
Estoy milagrosamente.
Estoy milagrosamente.
Estoy entre mis llagas.

Mi sangre no es sabia;
yo busco un manantial de sangre sabia:
ríos de sangre sabia
para regar mi cuerpo.

No creo en los ovnis:
he gastado mi fe
viviendo como una serpiente.
Mi pantalón es azul;
soy extraño y
siento desprecio;
me desprecio a mí mismo
cuando hablo tanto de mí,
porque yo desprecio a los que se desnudan.

Lucharé contra todos los que digan
lo que yo digo.
Mujeres gratis, mujeres que se pagan con un beso.
Existen. Las he perseguido;
                     son estrellas fugaces
                       son faroles
                         son tímpanos
                          ¡valen su peso en oro!
                            son lápices
                              son tigres
                                son las mujeres de los tigres
                                  son sombras de agua
                                    ¿qué son?

                                    porque yo soy sangre

martes, 11 de diciembre de 2012

Siempre estuve aquí,no he salido de la ciudad.Dije que me iba a Dublín,pero simplemente cambié de barrio.Viví encerrado los primeros días sin atreverme a salir por miedo a no encontrarme con algún conocido.Poco a poco descubrí que basta con que los demás piensen que no estás para que no te puedan ver,para que seas tan invisible a ellos como para el resto de personas que te cruzas en la calle.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Ventanas Iluminadas (Fragmento) Roberto Arlt


La ventana triste de las tres de la madrugada, es la ventana del pobre, la ventana de esos conventillos de tres pisos, y que, de pronto, al iluminarse bruscamente, lanza su resplandor en la noche como un quejido de angustia, un llamado de socorro. Sin saber por qué se adivina, tras el súbito encendimiento, a un hombre que salta de la cama despavorido, a una madre que se inclina atormentada de sueño sobre una cuna; se adivina ese inesperado dolor de muelas que ha estallado en medio del sueño y que trastornará a un pobre diablo hasta el amanecer tras de las cortinas raídas de tanto usadas.
Ventana iluminada de las tres de la madrugada. Si se pudiera escribir todo lo que se oculta tras de tus vidrios biselados o rotos, se escribiría el más angustioso poema que conoce la humanidad. Inventores, rateros, poetas, jugadores, moribundos, triunfadores que no pueden dormir de alegría. Cada ventana iluminada en la noche crecida, es una historia que aún no se ha escrito.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

TAMBIÉN LOS CLASICISTAS


quieren beber
pero el agua se les escurre por entre los dedos.
Quieren tener fuego sin combustible y sin humo.
Se encierran en jaulas de pájaros
para poder cantar como ruiseñores.
Creen en un mármol eterno, sin musgo,
y vuelven a grabar por las viejas huellas de las planchas de cobre.
Erigen máscaras de piedra en lugar de rostros.
Su río de cristal no corre.
Su mundo es una pirámide construida por Dios de una vez para
siempre (con ayuda de esclavos, claro).
Cada amanecer matan sus flechas la misma presa.
Pan es una palabra prohibida.
Apenas se hereda la sangre en una minoría selecta.
Pero bajo el peso de la gloria los elegidos no son felices
sino trágicos.
Algunos son expulsados del grupo
por el crimen de haber hecho el amor en el mar.
Otros matan por un guante, por una rosa perdida.
Aman a los caballos como una parte de sí mismos,
más vivos entre sus piernas que mujer alguna.
Y la mujer muere en medio de sus deberes,
ama de casa con cabeza de reina y ojos de estatua,
con el corazón escondido en un árbol, una piedra negra
que  alguien encontrará después de su muerte.
El hombre vive en una torre  y mira las estrellas
hasta que cae dormido al alba
cuando los herreros empiezan a martillear las  nuevas rejas:
nuevas y sin embargo siempre las mismas,
clásicamente iguales.

Artur Lundkvist.

De Vida como hierba, 1954.
Recordaré yo estas habitaciones,
signos trasfigurados
o retratos irónicos,
cuando sólo sea posible
una discreta retirada
y lleguen las cartas con olor a ginebra,
a océanos distantes.
                               Porque sé,
                                                una vez más,
que no he de recuperar la razón,
ni siquiera en esta ciudad
que se desvanece y tiembla,
                                          borrosa,
igual que los puentes de hierro,
ciudad con niebla y lluvia
y hojas ensangrentadas por los bordes
                                        de la memoria.


Antonio Jiménez Millán