Sin ti mis manos languidecen en los bolsillos y me voy
temprano a la cama. Mi pareja piensa que últimamente estoy raro, que me pasa
algo, que parezco más nostálgico de lo habitual.
Llega la noche y me escabullo del dormitorio. Cierro las puertas,
las ventanas y me deslizo como un gato silencioso, como un mosquito que busca
el calor luminoso de la pantalla.
Transcurren las horas y me sorprendo leyendo la prensa
delirante que anuncia las necrológicas de otra mañana enferma de trabajadores
desangrados, relinchos de guerra y canallas escupiendo su mentira mil dos.
Eso no se hace querida Sasha. Abandonar, tan repentinamente, a los muchos
onanistas que te amábamos, cerrando muy fuerte los ojos, para cambiarnos por tu
amante de turno. Tú fuiste nuestra Sibila, nosotros tu séquito de felinos nocturnos que maullaban
plegarias de deseo y carne.
Algunos de tus siervos renegarán de ti, jurarán como Pedro,
tres veces, que no te conocen, cuando sus parejas centurionas descubran la
morena aureola de tus pezones oculta en sus archivos. Pero eso no nos importa,
mi súcubo, ellas no comprenden tu amor salvaje y puro.
No habrá calles para ti, tú, que estás hecha toda de
callejones abisales. Tú que has apostado, rociado, esparcido y atragantado de
vida al mundo mucho más que todas las estatuas ecuestres de los militares con
caras de sentencia y epitafio que adornan las plazas.
He intentado saciarme con otras y no he podido. No eras tú.
Tramoyistas, mercaderes, ojos de plástico, bocas alborotadas, tacto de
laboratorio. Sus jadeos eran ceniza perfumada. En tan sólo tu pie desnudo hay
más demencia, más sangre, más vértigo, más exactitud, que en todos los tacones
de aguja que rematan la impostura de todos esos cuerpos precocinados y protocolarios.
Recogeré firmas, montaré una plataforma en todos los idiomas
de la sed. Nos organizaremos, fiera mía, para pedir que vuelvas a llover sobre
nuestras pantallas.
A todos los pornófilos admiradores de Sasha que encontraron una nueva etiqueta en google con su nombre, bajaron su bragueta y entusiasmados llegaron hasta aquí, deciros : Lo siento.
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