Para D.M. y J.A.V.
Será
preciso engañarlas.
Arrúgate
la camisa y diles que traes una mordedura
imposible
de callejón.
No
importa si has dormido mucho o poco,
si has
bebido como un cabrón toda la noche,
será
preciso mentir, que ellas jamás lo sepan,
píntate
de tinta o ceniza las ojeras,
como
vieja sangre, sangre cansada,
maquilla
tus ojos
con el
insomnio de los condenados a muerte.
No te odies
ni te sonrojes
porque
ellas no vacilarán en masticar tu hígado
o
rociarlo de whisky barato,
entre
codazos y risitas,
simplemente
para verte danzar.
Porque
tú sabes que entre una palabra y otra
se
extiende el silencio como una mortaja
acércate
a sus oídos y susúrrales mentiras con trompeta,
imposta
tu voz , trágate la carcajada y recítales estupideces como :
“ traigo
en mi boca congelado
el
sonido antiguo del mar”.
Quizás
así ellas te ofrezcan la tregua que tanto necesitas
antes de
que te estrangule la angustia de la última factura clavada en la pared.
Bebe de
sus manos la arena de los relojes,
muerde
la brújula que ellas te ofrezcan
y moja
tu lápiz con el mercurio de los termómetros.
Pero
será preciso que no olvides
que tus
días son todos iguales, monstruos idénticos,
días
perdidos como sesiones de parlamentos,
calendarios
inútiles de ciudades angustiadas,
días
callados como saxos de músicos difuntos,
días
empeñados por la bisutería de una mínima
metáfora…
Ellas no
han de saberlo, pues las musas, lo
perdonan absolutamente todo,
salvo tu
risa de león
sobrevolando
todas las estancias vacías que es tu vida.
Y si a
pesar de todo ;
de los
relojes y la ceniza,
de las
ojeras y la mordedura,
de la
silenciosa caligrafía de la casa de empeños,
no has
conseguido engañarlas, estafarlas o embaucarlas.
No te
preocupes,
coge un
puñado de asfalto caliente y úntalo en tus zapatos,
lávate
las manos con gasolina
y acerca tu boca a sus narices de concubinas
antojadizas
hasta
que huelan de tus labios la leche negra que brotó
de los
pechos de las madres de los poetas.
ellas nos mastican
ResponderEliminarnos tienen en sus manos
somos nada sin ellas
somos nosotros, y nuestras cursilerías...
besos
L.
Gracias por tu lectura atenta,Lila
ResponderEliminarmadre mía que poemón que has parido Jorge.
ResponderEliminarjoder, me siento un jodido afortunado al ver mis iniciales marcadas en fuego ahí, contra las musas, que no sé si van de culo o de cara a la pared
o en cuclillas las muy golfas.
repito: joder¡¡¡¡ que poemón amigo.
muchas gracias y enhorabuena.
Intemperante David!! Mientras gestaba el poema pensaba en vosotros dos. Insurrectos del norte. Si FB no me engaña las iniciales del otro insurrecto son J.A.V. pero FB siempre miente...El poema lo estiraste tú aquella noche en la que conversamos vía internet...sobre la poesía,los ambientes literarios,las musas, mi semilla sobre el poema, etc...¡¡¡Tú eres el padrino de este aborto!!!. El cenicero de coco,jajajaja,bodegón de naturalezas muertas,tengo dos, uno en elsalón (el de la foto) y otro en el cuarto-biblioteca.Un abrazo fuerte y mil gracias por tu complicidad,siempre.Y cuídate de Erató, que esa musa se va con cualquiera que componga un soneto complaciente y muestre una lira sorda, grande y aguda. Os quiero.
Eliminarpd: por cierto yo también tengo un cenicero coco.
ResponderEliminarEllas saben de todo. Por eso, las musas, lo perdonarán todo si las dejas. Hasta tu risa de león. Hasta que se estrellen de tanto vivir vidas vacías.
ResponderEliminarEs lo suyo.
Abrazos
Gracias Pilar!!! Recuerda que nos veremos por el otoño!!! Me gustó conversar por el teléfono contigo, cuando quieras puedes marcar mi número, con absoluta libertad.Gracias por la afinada lectura del poema.Un abrazo!!
EliminarMierda, no estoy de acuerdo, no sé por qué puta razón no estoy de acuerdo, pero no estoy de acuerdo.
ResponderEliminarBeso.
Es necesario que no estés de acuerdo Sarco. Que estuvieses de acuerdo convertiría este aborto en un tratado o algo peor.Es un poema impostor, todo es impostura,lo has visto, las musas, los poetas...Una reyerta entre impostores, entre bravucones que vacilan en un callejón contándose sus logros mentirosos.
ResponderEliminarOtro beso para ti, grande
Maese, dónde anda usted.....le añoramos demasiado
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