miércoles, 15 de mayo de 2013
Martes, 5:00 a.m.
Un miércoles como un espacio en blanco entre dos fechas vacías de un calendario anónimo. Miércoles como raíl descompuesto de unas vías que van a ninguna parte. Un día empapado de nada que mira a ambos lados y encoge los hombros. Hoy es miércoles noche en la casa de empeños de Harlem y un silencio atronador ruboriza a los instrumentos del escaparate.Nada en los bolsillos de la cabeza, ni tan siquiera la visión de un bosque en llamas para ir tirando unas horas. Las manos sucias de tinta impostada y poemas que no valen ni media coartada. Miércoles de ceniza, sombra para dos, la inmortalidad se prostituye en un mercado subterráneo de Londres. Las ratas se conforman con leer filosofía barata a la luz de la pólvora en las alcantarillas ante tanta ausencia de terremotos. La perra fiel espera el regreso de Ulises destejiendo su feminidad, todas las noches. Miércoles de hocicos que beben polvo en los abrevaderos de carreteras cortadas. La luna tiene cara de vagón o de tendero fatalista. Es tarde y la calle se ha hecho agua y yo no sé a qué desperdicios de mí asirme. La poesía es un tajo insatisfecho que pide más sangre, el aire caliente que se espesa entre el cuchillo y la garganta. Y yo nunca he dejado de ser el pasaje abierto por el día en que me echaste.
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Uno de esos días tediosos en los que no ocurre nada, como casi siempre. Y solo nos queda sentarnos a esperar que suba la marea.
ResponderEliminar:)
ResponderEliminarEsperemos. A veces es bonito esperar. :*
Y mientras tanto desempolvemos las plumas y escanciemos los tinteros con el salitre que se tuesta bajo el sol de las playas.Un abrazo!
EliminarHay enfermedades que son miércoles contagiosos. O contagios que son miércoles enfermos. Quizá nos venga bien un poco de fiebre. Pero, recuerda, sólo las almas sensibles pueden sentir la nada humedeciéndoles la piel.
ResponderEliminarMaese, qué decir, tus comentarios siempre alimentan y ayudan a que mis textos hagan la digestión, son cuerdas que se unen, como un canon, en la cámara donde nosotros bailamos con la orquesta.Un abrazo riográfico
EliminarHay días como coces.
ResponderEliminarSujeta fuerte el flotador, por si
sube...
Gracias por tu saludo en mi blog.
Lo mejor de la marea, o lo peor, es que se detiene cuando apenas nos cubre la frente. Un abrazo, creo que me topé con tu blog gracias a Mariné.Y así seguirá siendo.
Eliminarjorge, cómo me encanta el modo en que escribís!
ResponderEliminartodo, pero este final, me dejó con la boca abierta y la mano apoyada en el pecho:
La poesía es un tajo insatisfecho que pide más sangre, el aire caliente que se espesa entre el cuchillo y la garganta. Y yo nunca he dejado de ser el pasaje abierto por el día en que me echaste.
un beso grande
Gracias Lila, de corazón. Escribir con termómetros de mercurio para detener la sed del tajo, para sobornar al que nos coloca el cuchillo contra la garganta, tú lo sabes, te leo y huelo esa fiebre.
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