Para K. A. Kenner
Cuentan que en las noches sin luna del Mississippi
el viento arrastra un sonido de cuerdas
como un lamento
antiguo que nunca termina...
el viejo caimán ha empeñado sus colmillos
para comprarse un roído chaqué
y pagar dos rondas de bourbon aguado con hielo sucio del
Delta
el aire caliente de la noche se pega en las caderas
de las mujeres que repentinas humedecen
emboscadas por el
ronquido salino de las trompetas
que se abrocharon la sordina
para no turbar el sueño negro que se oculta en las bodegas
dueme
amor duerme
recuerda amor
los lobos no abandonan las montañas
para devorar la rapiña de las ciudades
viejas
duerme mi líquida criatura abandonada en la
refriega
recuerda
las
alimañas buenas no buscan refugio en las casas
que encienden sus luces cuando la niebla se
espesa
los hombres de los grandes ríos inventan dioses
para no hablar solos en la noche
las arañas tejen en el bosque la muerte de las moscas
que abandonan, a tientas, el sosiego de las grietas
las cocinas están vacías
el dial de la radio bosteza
la podredumbre ha
gestado nuevas formas de vida
el calor del Mississippi lame los cristales hasta hacerlos
sudar
y el agua se arruga cuando los pescadores
venden la piel del caimán a las estatuas
cuentan que en los días sin luna del Mississippi
el viento arrastra olores de mapas polvorientos
y los poetas negros
mueren de sed en los bares
mientras asesinan con
sus manos tres pájaros ciegos
en el Delta
todos los niños atrapan grillos
y los meten en tarros de cristal
y esperan verlos fosforecer
como brújulas
delirantes
que hundidas en la boca de los meridianos
no detienen el dolor fluvial de estas manos
que trazaron en tu carne todos los itinerarios del hambre.
Fotografía : Irma Haselberger
Gracias a miss desastres naturales por regalarme a la artista Irma Haselberger en cuyas fotografías me he perdido durante horas.
ResponderEliminaray jorge... qué canto el tuyo, en este poema...
ResponderEliminares un desgarro de guitarras difónicas y penetrantes.
cuando alguien llega. llega y se incrusta por los tiempos de los tiempos...
una enormidad.
abrazo
En qué encrucijada vendió su alma, Maese Molina? En qué caderas perdió su desvelo? en qué campos de algodón encontró su sueño?
ResponderEliminarGracias a ti por el tesoro que son tus letras
Abrazo inmenso
brillante Jorge:
ResponderEliminarlas alimañas buenas no buscan refugio en las casas
que encienden sus luces cuando la niebla se espesa
el dial de la radio bosteza
el calor del Mississippi lame los cristales hasta hacerlos sudar
y el agua se arruga
arrastra olores de mapas polvorientos
perdona que lo destripe, pero esta es la muestra de esas imagenes que me maravillan, esas tan tuyas, tan únicas, que sólo puede regalarnos Jorge.
Es un canto hechizante.
un beso
Intensas letras con sabor a pure blues.
ResponderEliminarBeso
Me gusta mucho la idiosincrasia sureña de EEUU en los años cuarenta, cuando afloraba todo ese maravilloso Jazz. Por otra parte, en este caso tu poema tiene una magnífica ambientación decadente, me ha gustado mucho, Jorge.
ResponderEliminarSaludos.
Sete.