"Id,pues,vagabundos sin tregua,errad,funestos y malditos,a lo largo de los abismos y las playas,bajo el ojo cerrado de los paraísos".Paul Verlaine

sábado, 23 de febrero de 2013

MAÑANA EN AUTOBÚS.CAMINO DEL TRABAJO

Hace bastantes días que practico "paleografía literaria",arqueología de cajones y escritorio,esto es ; sumergirme en los cajones y leer y revisar las decenas y decenas de poemas,libretas y papeles que dormitan allí,enterrados.La mayoría de ellos me dejan apenas indiferente,quizás una estrofa de un poema,un par de versos de otra composición,la idea central de una trilogía de sonetos; escolmas que me despiertan alguna simpatía.
Mi vida,hasta los 24 años,transcurrió en el suburbio más deprimente de Granada.Un barrio obrero castigado por la dejadez más extrema.Yonkis, traficantes, prostitución,mafia de la Europa del este,ladrones y cadáveres heroinómanos componía la fauna de todas aquellas calles.A pesar de ello mi infancia no fue del todo infeliz.Afiné mi instinto de supervivencia y desarrollé un potente sprint muy necesario para conservar los balones de fútbol,trompos y canicas, cuando,a cincuenta metros de ti y tu círculo de amigos, un grupo de gitanillos amenazaban con desplumarte.
Recuerdo que cada día tomaba la línea de autobús número 8,mañanas,mediodías,tardes y noches.Para ir a clase o a alguno de aquellos trabajos absurdos,como casi todos,a desperdiciar mi vida .Aquel autobús era lo más parecido a un coche fúnebre.Un Caronte metalizado de rojo y sobre cuatro ruedas.Deprimente y demoledor. Durante la mañana toda aquella gente madrugadora que se dirigían al trabajo,a limpiar las casas de las familias pudientes o a soportar a cualquier gilipollas de una empresa mediana que se pensaba menos desgraciado que todos nosotros.En sus ojos el vacío se hundía, sereno. La desesperanza trazaba en sus rostros espejos de ruinas ya sin voluntad.Yo me retrepaba en mi asiento,con un libro siempre en las manos. Hacía cualquier cosa para no atender a ese espectáculo,tan silencioso y trágico. Cientos de poemarios fueron devorados  en aquellos asientos. Recuerdo incluso una tarde en la que un yonki se sentó a mi lado y se encendió una papela de caballo. El cabronazo me cubrió de una nube de humo,aún así conseguí sumergirme en mi libro y no estampárselo en la cara. Una mañana de aquellas turbias de desamparo y desesperanza,yo andaría por los veintiún años, esbocé un poemita, que hace unos días encontré entre los papeles de mis cajones, mientras practicaba paleografía literaria.Es un poemita menor pero al que le guardo cierto cariño :

MAÑANA EN AUTOBÚS.CAMINO DEL TRABAJO

La soledad es líquida.
Qué sabor tendrá el tuétano de las diosas
que comparten,cada mañana, mi asiento, cada tarde.
Su piel, su carne pálida, sus líquidos.
Sus vísceras que tremulan indiferentes,
aguijoneadas por el sonido ronco del motor.
¿Sabrán a vino rojo?

- Los autbuses son cajas - pienso.

Todos los rostros que me acompañan
son una mueca diferente del fracaso.
Émulos de patéticas derrotas.
Madres limpiadoras vestidas de verde o azul,
estudiantes vírgenes y acneiformes
que anoche se masturbaron pensando en la camarera
de ropa ceñida que les servirá el café de media mañana.
Jubilados que acuchillan tanto tiempo libre
entre trayectos y asientos como guillotinas serenas.

Es demasiado tarde para comenzar de nuevo.

El aire rezuma un sinfín
de tragedias ordinarias y silenciosas.

Cierro el libro. Me retrepo en el asiento.
El conductor es un tosco cuervo vestido de azul.
Me bajo y pienso :
No existe tiempo
en los autobuses de los suburbios
para la virtud.


jueves, 21 de febrero de 2013

LOS CUERVOS DE MONTMARTRE


Hemos de tratar de ser felices, aunque sólo sea por poner el ejemplo
Jacques Prévert

Amaneciste 
y vi la vida de cerca
estrellarse en tus ojos.

Invoqué ebrios pecados
donde la espalda
inicia el rito de la botadura.

Y si osáramos a ser felices
para dar ejemplo
a los cuervos de Montmartre.

Las bestias murieron
de puro desamparo;
caníbales que ignoran
la razón de su exterminio.

Mi cicatriz es la última 
frontera de tu nombre.

Mi cicatriz ; humedad de lluvia
dormida en los párpados.

Bajo la nieve 
mis dientes sangrando
por los cafés hechos jirones...


Cuando regrese
yo seré noche cerrada
y Paris
una ciudad como un vientre
sin nombre
un amor imposible
que nos ladra desde lejos.

Temblando
no sabe el hambre
cuanta muerte le espera.

Jorge J. Molina


 LA LUNA DE LOS
 MATEMÁTICOS
 ES UN CERO
 DESOLADO

domingo, 17 de febrero de 2013

DYLAN THOMAS

En una época en la que predominaba la poesía social, con autores tan significativos como W. H. Auden o Stephen Spender, Thomas propone un tipo de discurso mucho más personal, pasional y de tintes surrealistas. Uno de los rasgos más característicos de su poesía es la variedad de los ritmos métricos con los que experimenta continuamente. Desde el clásico pentámetro yámbico, hasta heptasílabos y octosílabos, así como el verso libre. También experimenta con distintos tipos de estrofa.
Thomas tiene una intuición musical y un oído privilegiado; con frecuencia, se inspira en los ritmos derivados de las baladas. El ritmo y la tradición oral celta los combina con un sentido muy visual de lo poético. También podemos apreciar en algunos de los poemas la influencia de los caligramas franceses.
El poeta tiene una sensibilidad imaginativa y metafórica extraordinaria, con imágenes poderosas, concretas y visuales, a la vez que misteriosas, simbólicas y, frecuentemente, desconcertantes. Esto hace que el asunto central del poema sea, a menudo, muy difícil de concretar.
El poeta se deja llevar por el valor fónico y simbólico inmediato de la palabra, sacrificando, a veces, el sentido general, así como la corrección sintáctica y gramatical. La base del poema, pues, se funda en una serie de imágenes que se superponen, y no en una historia ordenada. Pocas veces tiene el lector la idea clara y precisa de lo que el poeta quiere decir. Hay que señalar que su poesía es eminentemente sensorial, incluyendo un sentido de lo sagrado y lo litúrgico que emana del conocimiento que el poeta tiene de la realidad. Como celta que es, para él la naturaleza está dotada de multitud de significados mágicos y misteriosos. El contacto con ella supone un acto de conocimiento.
La visceralidad, en general, impregna los temas fundamentales de los poemas, de los que me gustaría destacar los siguientes :
- Los recuerdos de la infancia y el contacto con la naturaleza.
- La juventud, la plenitud, el amor.
- La relación hombre-mujer
- El sexo, el cuerpo.
- El nacimiento.
- El deseo y la pasión.
- La plenitud, la satisfacción, la culminación.
- La insatisfacción, el desengaño, el envejecimiento, la muerte.
El yo y un cierto sentido exhibicionista del mismo está siempre presente. Podríamos establecer cierta similitud en este sentido con la multisensorialidad de D.H. Lawrence. Muestra, en cualquier caso, toda la fuerza vital y oral de un celta cultivado.
En mi opinión, no se puede, y desde luego, no se debe, leer la poesía de Dylan Thomas con un sentido excesivamente académico. Es una poesía que sólo compromete a áquel que quiere sentirse cómplice de un discurso ricamente impregnado de los humores de la vida y de la víscera. No es virginal ni inmaculada. Es plenamente impura, como el pulso mismo del poeta, que tiene la frescura de la sorpresa que produce el simple milagro de estar vivo.
Thomas era un hombre impulsivo, de sangre caliente, propenso a apurar el momento inmediato, aún a riesgo de caer en el exceso. No se ahorraba. Para él la poesía era emanación natural de su propia experiencia arrebatada.
Thomas tiene también la pretensión de ser un poeta memorable en un triple sentido de :
- Escribir de memoria porque recuerda, porque construye los poemas mentalmente. Es un bardo nato.
- Los poemas están escritos para ser recitados. A él le encantaba hacer lecturas públicas. Juglar y trovador al mismo tiempo.
- Pretende que su poesía sea memorizable, por eso utiliza con profusión las formas fijas.
Me gustaría subrayar también que su poesía ecos de una nostalgia, de una especie de inocencia o paraíso perdido. Hay como un deseo inalcanzable de pureza. Es, en cualquier caso, la poesía lo que nos salva de esta imperfección fragmentada que constituye la peripecia humana. A la palabra se le confiere el valor litúrgico de purificar el acto.
Los niveles de ambigüedad significativa, sobre todo en la adjetivación y en las formas verbales activas, así como en el sentido libre y flexible de la sintaxis, puede agotar la paciencia del lector y una difícil traducción. Por último hay que resaltar que toda su poesía está impregnada del eterno mito de Eros y Thánatos, como su propia vida. Jugar y coquetear con la muerte mientras uno está vivo, como para conjurarla, para tratar de vencerla. Dylan Thomas sabía bien que lo único que sobrevive a la muerte es la palabra. Por eso dedicó su corta vida a confeccionar el legado de su obra.
Rebelde hasta la obstinación, poeta incapaz de adoptar una norma de vida, destruido por el alcohol murió, recitando su última frase, en la cama de un hospital de New York, con tan sólo treinta y nueve años ; " He tomado dieciocho whiskies seguidos, creo que es un buen record ".


LA MANO QUE FIRMÓ EL PAPEL

La mano que firmó el papel, arrasó una ciudad;
cinco dedos soberanos tasaron el aliento,
duplicaron la cifra de muertos, dividieron un país; 
estos cinco reyes hicieron rey a la muerte.

La poderosa mano lleva a un hombro caído,
las cinco articulaciones rezuman tiza;
una pluma de ganso ha puesto fin al homicidio,
que puso fin a las conversaciones.

La mano que firmó el tratado engendró una fiebre,
y creció el hambre, y vinieron las langostas;
Grande es la mano que ostenta el dominio 
sobre el hombre con garabateado nombre.

Los cinco reyes cuentan los muertos, pero no alivian
la costra de la herida, ni acarician mejillas;
Una mano gobierna la piedad, como otra gobierna el cielo;
las manos no tienen lágrimas que derramar.

 X
XX

VISIÓN Y PLEGARIA ( fragmentos)
 
Quien
eres   tú
tú  que   naces
en el cuarto vecino
tan patente en mi cuarto
que  alcanzo  a   oír   el  vientre
cuando se abre y la sombra que avanza
sobre  el fantasma  y  el  hijo  que desciende
tras la pared delgada como un  hueso de jilguero
en el cuarto sangrante del nacimiento oculto
para el incendio y el girar del tiempo
la huella del corazón humano
no   venera   el   bautismo
sino la sola sombra
cuando bendice
a la salvaje
criatura

(...)

Vuelvo   la   esquina   de   la   plegaria   y   ardo
en   una   bendición   del   repentino   sol
en nombre de los condenados
me   volvería   o   correría
a la escondida tierra
pero el sonoro sol
purifica
el   cielo
Alguien
me encuentra
Oh   dejadlo
que me abrase y me ahogue
dentro de  su herida terrena
Su relámpago contesta mi llanto
mi   voz   arde   en   su   mano
ahora estoy perdido en Aquel que enceguece
y al fin de la plegaria se oye el clamor del sol

(...)

Diablo Encarnado
Diablo encarnado en una serpiente balbuceante,
Las planicies centrales de Asia fueron tu jardín,
En tiempo corpóreo el círculo fue despertado,
Tocando la hirsuta manzana en las formas del pecado,
Y Dios caminando por allí, como un guardián con su lira,
Tocaba su perdón desde las colinas del cielo.
Cuándo éramos extraños por los guiados mares,
Una media luna artesanal, santa, colgada en las nubes,
Los sabios me dicen que aquel jardín de los dioses
Conjuraba el bien y el mal en un árbol oriental;
Que cuando la luna se alzaba en la brisa virginal
Era negro como la bestia y más pálido que la cruz.
En el jardín conocimos a nuestro guardián,
En las aguas sagradas que no se congelan en invierno,
Lo sentimos en las poderosas mañanas del destierro
Vimos el infierno en un cuerno de sulfuro, el mito eterno,
Todo el cielo en la medianoche del sol,
Y una serpiente con su música en las formas del tiempo.

X
XX

 Antes que llamara y la carne me abriese...

Antes que llamara y la carne me abriese,
que mis líquidas manos golpearan en el vientre,
yo, que era entonces informe como el agua
que formaba el Jordán junto a mi casa
era hermano de la hija de Mnetha
y hermana del gusano que gestaba la vida.

Yo que era sordo ante la primavera y el verano,
que no sabía los nombres de la luna y el sol,
ya sentía el latido bajo la armadura de mi carne,
aunque existía sólo en forma de infusorio,
veía las plomizas estrellas, el martillo lluvioso
que mi padre balanceaba en su cúpula.

Conocía el mensaje del invierno,
los dardos del granizo y la nieve pueril
y el viento era mi hermana pretendiente;
en mí saltaba el viento, el rocío infernal;
y mis venas fluían con los climas de oriente;
antes que me engendraran supe el día y la noche.

Antes que me engendraran ya por cierto sufría;
el potro de tortura de los sueños
enroscaba mi osamenta de lirio
en una cifra viva,
la carne era cortada para cruzar los bordes
de las horcas en cruces sobre el hígado
y las zarzas de los cerebros estrujados.

Mi garganta conocía la sed antes de la estructura
de vena y piel alrededor del pozo
donde palabras y agua se entremezclan
sin pausa alguna, hasta pudrir la sangre,
mi corazón conocía el amor, mi vientre el hambre;
al gusano yo olía entre mis propias heces.

Después el tiempo envió a mi mortal criatura
a derivar o ahogarse en los océanos
habituados a la aventura de la sal
en las mareas que jamás tocan las orillas.
Yo que era rico, me hice más rico aún
sorbiendo poco a poco el vino de los días.

Nacido del espectro y la carne, no era espectro
ni hombre, sino espectro mortal.
Y luego me abatió la pluma de la muerte.
Fui mortal hasta el último suspiro prolongado
que llevó hacia mi padre
el mensaje de su agónico cristo.

Tú que te inclinas en la cruz y el altar
acuérdate de mí y apiádate de Aquel
que mi carne y mi sangre tomó por armadura
y llegó a traicionar el vientre de mi madre.

X
XX

 

viernes, 15 de febrero de 2013

Noche de literatura y vino.

La noche de ayer jueves fue intensa,mucho.Sobre las 20:30 nos reunimos en un café del centro de la ciudad para asistir a una lectura que habíamos programado en torno a De Paula (aquel que conmigo va desde hace más de una década). La lectura convocó a mucha gente y fue una sorpresa,una agradable sorpresa,comprobar como, hoy por hoy, la literatura,los recitales,las lecturas y las actividades culturales siguen interesando y atrayendo a un gran número de gente. Las lecturas de Francisco siempre son un estallido de talento,su voz y su capacidad para la interpretación construye y dibuja una cartografía de islas envolventes, un refugio que, como un molino, triza el tiempo hasta  hacerlo desaparecer.Su prosa tan carnal,aullidos de amante. Hermosamente trágica y sin embargo tan vitalista...Tras el recital la noche se alargó,mucho,entre mesas,cerveza,cigarros,vino y conversaciones apasionadas e infinitas.                              



En las fotos:( De Paula), (Dulce Locura) y el que reporta. 
Adjunto a continuación su "Delincuento" relato al cual le tengo especial cariño,entre otras cosas, porque en él hay un guiño a mí que siempre consigue ruborizarme cuando, antes de la lectura del mismo, me dedica unas cariñosas y cómplices palabras.

DELINCUENTO

Que quede claro que lo que voy a contar no es por arrepentimiento. No todo lo que admitimos los criminales tiene por qué ser una confesión. Lo que sí es cierto es que yo no elegí acabar así. Al principio eran apenas travesuras, escribía frases en los márgenes de la libreta o en la pizarra, entre clase y clase, antes que el profesor la borrara. Otra veces no me quedaba más remedio, llegaba el cumpleaños de un amigo y debía hacerle algún regalo, como yo no tenía dinero para comprarlo, tenía que escribirlo. Así poco a poco seguí delinquiendo hasta convertirme en un relatero de poca monta.
Ahora tengo un socio aunque no trabajamos de la misma forma, él está especializado en cometer poesía. Yo no sirvo para eso, no tengo aptitudes, mis dedos son muy torpes y no sería capaz de hacer lo que él hace. Se acerca a alguien y sin que se dé cuenta le mete la mano en el pecho y se hace con lo que lleve. El tipo sigue caminando y cuando comienza a palparse el corazón sintiendo que le falta algo, mi amigo ya está muy lejos.
Yo actúo de manera distinta, con más bajeza. Me apoyo como distraído en la pared y observo. Entonces reparo en alguien, aunque mejor si es una pareja –el botín acostumbra a ser mayor-, y les sigo. Hay que saber elegir, si empiezan a andar por avenidas o por sitios iluminados me doy la vuelta. Esos no suelen llevar gran cosa, lo he comprobado. Prefiero los que caminan por calles estrechas, los habituales de callejón. Voy tras ellos con cuidado de que no sospechen porque entonces se inquietan, se apresuran, comienzan a actuar cautelosos y ya no hay nada que hacer. Pero con suerte y si los has estado observando lo suficiente, hay veces que consigues desvalijarles una historia con la que ir tirando unos días.
Cuando un trabajo se te ha dado bien puedes esconderte un tiempo y descansar en ese frío familiar de las guaridas. Si vives con alguien le dices entonces que te ha salido bien una inversión o que os ha tocado un pellizco en algún sitio. Es mejor si no sabe que te dedicas a esto. Así si alguna vez aparecen buscándote y la interrogan, cuenta lo que cree que es cierto sin dudar y resulta más convincente. Nosotros no tenemos amantes, tenemos coartadas.
Más tarde me levanto mientras duerme y voy al salón. Paso allí casi toda la madrugada. Llevo años urdiendo un golpe importante. En una libreta apaleada de garabatos lo tengo casi todo: quiénes participarán, el lugar y cómo debería desarrollarse el delito. Si lo he retrasado tanto es porque no tenía valor para el final planeado. Ahora sí, este oficio me ha envilecido tanto que sé que ya no vacilaré cuando tenga que traicionarlos. Yo escaparé por una página entreabierta, pero ellos no podrán salir de allí. Se quedarán dentro, desesperados, mientras afuera los rodean y los observan por siempre. A alguno incluso tendré que eliminarlo por la espalda con un navajazo cobarde de bolígrafo. Sólo espero tener el pulso necesario para que no sufra y que se desangre en apenas un párrafo.
Aunque este plan todavía no está terminado. Me faltan varios detalles, pero es que últimamente me obligan a dedicarle menos tiempo y regresar antes a la cama. Cada vez más, ella se da cuenta que no estoy a su lado y me llama entre sueños. Me llama con un gemido triste. Un gemido que no es muy distinto a los que a esas horas se oyen, como confesiones, en las noches sin luna de las cárceles.

De Paula



De Paula.

viernes, 8 de febrero de 2013

Maldiciones y Maitines (I y II)

I

La gente se agolpa en los semáforos
Cláxones con ojeras son la orquesta
Que anuncia el comienzo de otro día
La gloria de los perdedores
Se disipa con el sol de la mañana
No existe lo sagrado no hay sagrado
Te has perdido en la esquina que son todas las esquinas
No hay más cuerpo que pasos y cenizas
Cada uno de tus dientes son ciegos feroces
Velando la nostalgia de antiguas sangres
Tus manos son voces que fracasan en la vida


II

La luna despierta tigres hambrientos
Maniquíes como orgullosos sonámbulos
Que vigilan el corte perfecto de sus garras
sueños vacíos de bellas durmientes

El silencio tiene alfileres verdes
Que sujetan tus palabras en el vacío
Y una ciudad para inventar soledad
Cuando nuestra única defensa
Es invitar a copas a la noche
Consumar un dolor antiguo
Con el puñal vaporoso que sestea
En cada una de mis esquinas



Amarte me costará una casa
empeñar mi vida a la ventana
de alguna alcoba

Saber que el tiempo
anudará cada día tu bata (camisones de antaño)
y que serás previsible, como todas,
cuando me trabajes lenta y acostumbrada,
algún día, ya sin sorpresa,
como el verdugo que ejecuta maldiciendo su suerte

Se perderá, lo sabes, el impulso
que vomitan las caricias,
las horas que te doy para llegar tarde al trabajo
y el soborno que hago sin palabras
para transitar,nuevamente,
desde los tobillos hasta tu garganta

Caeremos sobre los álbumes
con el rumor de consuelo
que proyectan las sombras,
la solvencia de haber sido
mejores en otra vida
más audaces en otro tiempo
capaz de quemar los ojos
con la visión más pálida de un cuerpo
aún vestido y en la lejanía

sábado, 2 de febrero de 2013

HOY NO EXISTE PARÍS, PORQUE ESTOY SOLO

Hoy no existe París, porque estoy solo.
Hoy no es verdad toda esta luz, cernida
por los verdes castaños
del boulevard; no es cierta
esta gris claridad que lentamente
gotea, ni el mojado
paragüas que camina apresurado,
ni la mujer lejana, inexistente,
que me roza, dejándome
un poco de humedad cerca del hombro.

Hoy no existe París porque no tengo
a quien decirle: "Estas son las piedras
de Saint Germain des Prés"; o sólo:
"rue Bonaparte"; o, acaso:
"aquélla es la Cité": "éste es el Sena".
Y no tengo un portal, una escalera
donde esperar a alguien; y no puedo
impacientarme porque tarde alguien;
y quisiera poder decir a alguien:
"¿por qué tardaste" o "¿qué hacemos ahora?".

Algo,una brizna de belleza,un tallo,
un pezón, una yema
que tímida se asoma entre el vaho infinito,
un poco nada más de luz, es mucho
para tan sólo un hombre en una calle.
Porque es extenso el reino inalcanzable
y,cuando alguna vez,se acerca y rasga
su veladura,convergiendo,como
los rayos a través de un prisma,en sólo
un pedazo de piel humana,es tanto
que convierte en pavesas
todo un presente,un cuerpo, un desamparo.

Sobre los techos de París, ondea
mi corazón como un deshilachado
estandarte.Columnas
de ruido ascienden de las plazas. Bullen
miradas,pechos,íntimos encajes
detrás de las persianas, por las altas
buhardillas. Y estoy fuera.
Y estoy perdido y fuera y anochece.
Borbotea la vida como en una
redoma inmensa,y yo la miro, inmóvil,
abrazado al cristal, externo, y nada
me da su calor.
Por las aceras
nadie saca una mano del brillante
impermeable, nadie
asoma una palabra a la que pueda
asirme para andar. Y el gris se adensa.
Y los anuncios que se encienden hacen
más palpable la irrealidad, más cerca.

Hoy no existe París porque estoy solo.
Porque la gente gesticula dentro
de las lunas de los cafés, en medio
de la prisa del metro, y yo no tengo
una voz cerca que me diga algo
como "sigue lloviendo", o "¿qué día es hoy?";
una voz que pueda
templar un poco esta frialdad cortante.
Tanta belleza es nada
y qué más da,si se anda así,pegado
a las paredes, solo, recogiendo
murmullos por los parques, vida ajena,
aliento ajeno que se va y no alcanza
a empañar nuestros mínimos cristales.
Texto : Rafael Guillén.             Fotografía : Jorge J. Molina
 
Tal día como hoy,2 de febrero,en 1882,nació unos de los más grandes maestros que parió la literatura.JAMES JOYCE.Para homenajearlo, a parte de leer un relato de su "Dublineses" o algún frangmento del "Ulises" sería bueno ponerse una copita de buen whisky.Y si no te gusta Joyce y además no lo has leído,pues lo siento por ti,porque te has dejado inluenciar por esa corriente mediocre de cantamañanas que han intentado defenestrar su obra.Desde aquí vaya mi homenaje con estos dos fragmentos de las últimas páginas de su relato "Los Muertos" del libro "Dublineses": "El aire del cuarto le helaba la espalda. Se estiró con cuidado bajo las sábanas y se echó al lado de su esposa. Uno a uno se iban convirtiendo ambos en sombras. Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida. Pensó cómo la mujer que descansaba a su lado había evocado en su corazón, durante años, la imagen de los ojos de su amante el día que él le dijo que no quería seguir viviendo". (...) "Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, nieva sobre todos los vivos y sobre los muertos."
Uno de los mejores relatos de la Historia de la Literatura.

Todo es muy sencillo, una fiesta, un hombre culto, la magia de la música, la emoción como un privilegio de la naturalidad y la vida como algo imposible de cercar.

Con este relato Joyce empieza a fraguar el punto de vista de su escritura, los personajes principales pertenecen a un mundo y sin embargo están suspendidos en él, algo los llama a buscar la realidad.

La intemperie aparece como el auténtico valor y para mostrarlo crea todo un juego de nieve, oscuridad, calor y velas.

viernes, 1 de febrero de 2013

OFICIO DE VIVIR



  A Cesare Pavese,maestro mágico.
Yo sé lo que es calcinar
la salmodia toda
y vender la carroña
culpable de las palabras.
Estrellar contra el suelo
aquello
que se emancipó de mis días,
y prended los despojos sin materia
de las metáforas que antes que ceniza,
fueron la paz de alguna quimera.
Hastiado de tanto batirme
cruzo sin nombre y de puntillas
por entre la historia paciente.
Quizás quepan mis manos en el tiempo,
o sean, la informe sombra chinesca
de una gaviota torpe en el aterrizaje.
Yo, que nunca supe nombrar de memoria
la virtud de los apóstoles
sé,en cambio, inventarme dioses
más inútiles todavía.
Puedo esconderme en los armarios
y practicar un sinfín de muertes
que se demandan solas
por su abandono en mis insomnios.
Puedo también arrancarme la piel
y tenderla al sol,
esperar sentado al verano,
derramar sobre Laura y Petrarca
el alquitrán con el que ejercito mis manos
y orinar despreocupado delante de dios.
Porque nunca compré, calcinada ya la salmodia,
la carroña culpable de las palabras.